sábado, 12 de octubre de 2013

LIEBSTER AWARD

   Los Premios es un libro que el gordo Ariel Morykon me prestó a
mediados de los ´90. Nunca se lo devolví. Hasta entonces yo había leído a Cortázar sin mucho entusiasmo. Cuentos sueltos, un libro de poemas que nunca entendí y hasta Rayuela, la versión corta. El Gordo estaba tan inmerso en el mundo del cronopio que no podía hablar de otra cosa. Me daba manija con que tenía que leer nuevamente todo o probar con algo nuevo (para el joven inexperto siempre hay muchas obras nuevas, aunque el escritor lleve más de diez años muerto). Y me dio el libro. Sorprendentemente, Los Premios funcionó conmigo como portal a la dimensión de Cortázar, desde donde les estoy escribiendo ahora. Capté algún tipo de extraña frecuencia y ya no pude dejar de leer a Julio nunca más. Y tampoco logré devolverle el libro al Gordo. Primero, porque representaba para mí algo mágico, como alguna clase de talismán. Segundo, porque soy muy torpe, incluso con los talismanes, y el libro se me fue haciendo un poco mierda y ahora está prácticamente destartalado, pobrecito. Y tercero, porque le perdí el rastro al Gordo.