lunes, 18 de mayo de 2015

1997

En 1997 yo era flaco, pelotudo y pasante de Olé. Tenía que ir a ver un partido de cuarta en el conurbano bonaerense. Por la Primera C jugaba Midland contra Campana. La cancha quedaba al lado del cementerio de Libertad, un lugar bastante lúgubre para vivir la fiesta del fútbol. Fui vestido con unos jeans azules, zapatillas deportivas negras y una campera de algodón gris que tenía bordado al pato Lucas. Para graficar un poco lo pelotudo que era. Me pagaban veinticinco pesos por jornada. Ese día gasté diez pesos en viaje y catorce en una Coca y un sandwich de milanesa crudo que no pude terminar. Pero era sábado, había sol y estaba asignado a un partido oficial de AFA. Para mí era un excelente plan. Además ganaba un peso.