"...ay señor contador, cuente mis bananas
el día asoma y a casa yo voy."
Nuestro pueblo es un pueblo bananero. Con un problema: a nadie en
él le gusta nuestras bananas. No sé cuál es el problema con nuestras bananas,
yo las como y las disfruto, pero los demás las comen con asco. Me dicen que es
porque nunca probé las bananas de afuera, las verdaderas bananas. Pasa que una
de esas cuesta como cien de las nuestras o más, y yo no llego a conseguir esa
cantidad ni cosechando una temporada entera. Toro Acomodado, hijo de Toro
Recostado, nieto de Toro Sentado, traía bananas verdaderas de afuera y con eso
se daba la gran vida.